
Todo esto ha llevado a los especuladores a pensar que el negocio está en la tercera edad. Han proliferado los centros de atención geriátrica, residencias, etc.., (nuestros antepasados los llamaban "asilos").
Durante años se han descubierto vacios legales, abusos, malos tratos, situaciones degradantes, que afortunadamente, has sido y aún están siendo corregidas por las autoridades competentes.
¿Por qué digo todo esto?. Porque después de varios años en este asunto, he comprobado que cuidar de nuestros mayores, no es negocio para ganar dinero, afortunamdamente.
He descubierto que cuidar de nuestros mayores es el mayor negocio para crecer como persona, para salir de mi mismo, para entregarme un poco a los demás, para perder de mis derechos en favor del otro, para vencer mis complejos hacia los mayores, para aprender a respetarlos, a quererlos y a estarles agradecido, en definitiva para ser mas feliz, porque la vida está es darse al otro, y no pedir nada a cambio, y por supuesto no está en el dinero, sino en el "pan" de cada día, entendiéndose por "pan", no sólo el alimento diario, sino también los acontecimientos que le dan sabor y sentido a la vida. Bendita la hora en que se me ocurrió abrir un centro de día. Esto que pienso hoy espero seguir pensándolo cada día.