Hemos cumplido tres años dando servicio a nuestros usuarios, no sin pocas dificultades, estamos llevando a cabo un servicio que consideramos indispensable para la sociedad actual. Vivimos en un mundo -el occidental- en el que los ancianos en vez de personas respetables con una vida larga que con su trabajo han construido nuestro presente, las hemos convertido en un estorbo que hay que quitar de las calles.
Los centros de día tenemos una misión fundamental, no contribuimos a la desestructuración de la familia, y colaboramos en el cuidado y atención al anciano conservando a este en el entorno familiar. La siguientes generaciones nos lo agradecerán, estamos convencidos.
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