El medicamento ha sido probado en ratones.
- Los especialistas recuerdan lo mucho que queda por hacer en esta enfermedad
- Los efectos secundarios de este medicamento no son del todo inocuos
El pasado mes de febrero, un estudio preliminar realizado únicamente
en ratones demostró que un fármaco ya autorizado contra ciertos tipos de
cáncer podría revertir los síntomas de Alzheimer
en los roedores. Sin embargo, mientras esos mismos resultados logran
replicarse en humanos, pacientes y familiares (sobre todo en EEUU) se
han dejado atraer por el optimismo del titular. Esta reacción popular ha
provocado que esta semana varios especialistas en las páginas de la
revista 'The New England Journal of Medicine' pidan cautela y recuerden lo mucho que aún queda por hacer.
El 'problema' radica en que el fármaco (bexaroteno) ya está
autorizado oficialmente para el tratamiento de linfomas cutáneos, lo que
permite que algunos neurólogos en EEUU lo receten para otra indicación
diferente a través de una figura administrativa denominada 'off label'
(fuera de indicación). Sin embargo, como recuerdan esta semana Frank
LaFerla (de la Universidad de California, EEUU) y Justin Lowenthal, Sara
Chandos y Steven Pearson (de los Institutos Nacionales de Salud, NIH), todavía quedan demasiadas dudas por resolver
antes de que pueda plantearse siquiera el uso del medicamento en
humanos. "No sería la primera vez que unos resultados prometedores en
modelos preclínicos [con animales] fracasan en humanos", apunta LaFerla.
"Algunos pacientes me llamaron a los pocos días de aparecer la
noticia", admite también el doctor Pablo Martínez-Lage, coordinador del
grupo de estudios de la conducta y demencias de la Sociedad Española de
Neurología, "pero obviamente, la respuesta es no". A su juicio, aunque
el medicamento lleva 13 años aprobado, sus efectos secundarios no son
del todo inocuos y, por tanto, "la seguridad en este escenario es
desconocida".
Incluso admitiendo que los resultados son prometedores, los
especialistas de los NIH insisten en que bexaroteno no debería
prescribirse para el tratamiento del Alzheimer en humanos antes de que
se lleve a cabo ningún ensayo clínico (lo que está previsto a corto
plazo). Porque, como recuerdan a los pacientes, aunque se conocen sus
riesgos derivados de su uso como fármaco oncológico, de momento es
demasiado pronto siquiera para saber cuál debería ser la dosis idónea en el caso de querer usarlo también en neurología; lo que incrementa las incógnitas.
El ensayo que ha despertado todas estas reacciones de cautela en EEUU
fue publicado en el mes de febrero en la revista 'Science'. Gary
Landreth y sus colaboradores, de la Universidad Case Western (en
Cleveland, EEUU), demostraron que este antitumoral era capaz de eliminar
hasta un 75% las placas de proteína beta-amiloide causante del
Alzheimer y, lo que es más importante, mejorar las capacidades
cerebrales de los animales (cognición, memoria, habilidades
sociales...).
A pesar del optimismo, no sería la primera vez que un tratamiento exitoso en ratones no logra reproducir sus resultados cuando se traslada a pacientes.
LaFerla sospecha que estos fracasos repetidos tienen que ver con el
hecho de que la mayoría de fármacos van dirigidos únicamente contra uno
de los 'elementos' causantes del Alzheimer (la formación de placas
tóxicas), y no contra todos ellos, como la muerte neuronal o los
llamados ovillos neurofibrilares (agregaciones de otra proteína
diferente a la beta-amiloide denominada Tau).
De momento, señalan, "es extremadamente prematuro creer que hemos
encontrado una terapia efectiva contra el Alzheimer en humanos", rematan
los especialistas de lso NIH; "aunque no es prematuro prepararse para
esa posibilidad". Una idea en la que coincide el especialista español:
"Desde luego los resultados por sí solos no nos permiten hablar de un
uso clínico, pero sí son suficientes para iniciar un ensayo clínico que
ratifique estas observaciones".
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